jueves, 2 de noviembre de 2017

Minutos conmigo misma

Sí, qué redundancia. Si estás vivo, siempre estás con vos mismo. Pero desde que soy madre es distinto. Me pasaron miles de cosas, y una de ellas fueron los momentos en los que solamente estoy conmigo misma. Es ahí que me agarra una especie de huracán interno en el que quiero hacer todo: ducharme y depilarme (al mismo tiempo, con cera en la ducha, para aprovechar al máximo los minutos), tomar mate y hacer caca (tambien al mismo tiempo), lavar platos para que la casa no esté tan sucia y pensar en la lista de cosas para comprar. También hay que sentir culpa mientras hacés cosas sin el bebé, porque si no sentís culpa... ¿Qué clase de madre sos? Una malísima, seguramente.
Una de las cosas que hago sin mi bebé es ir al psicólogo. Lo odio. Al tipo, claro. Le cuento cosas "tremendas" y solamente se digna a decir "¿AJÁ?" o "SISI"... dale... ¿por qué decís solamente "AJÁ"? ¿¿¿No te das cuenta que lo que me pasa es gravísimo??? Medicame, decime loca, hacé algo, no se!!! También consume muchas infusiones. Tiene su escritorio lleno de tazas de mate cocido (el saquito sigue en su taza, lo cual me pone nerviosa), té de hierbas, té en hebras, tecito, cafecito. Lo sé porque, ya puse antes, DEJA LOS SAQUITOS EN LA TAZA. Tiralos, viejo!! Sé ordenado. Puedo leer los rótulos, cuál es su sabor de té preferido. Ayer tenía un Taragüí, de esos que vienen con la carita sonriente. Lo hace a propósito el tipo. Casi como que se me caga de risa hasta el saco de té cuando voy a hablarle de mis pesares. Dale, disimulá un poco, ¿no deberías ser neutral? No comas, no bebas, solamente escuchá lo que vengo a decir. La otra vez se metía unas gotitas en el ojo durante la sesión. Ya ahí no aguanté más. Se lo tuve que decir. "Me pone nerviosa y me distrae que te estés metiendo esas cosas en el ojo". Y fui suave, porque en realidad mi pensamiento verdadero era: "me dan ganas de re cagarte a trompadas, tomate tu trabajo con seriedad la concha de tu madre".
Y mientras tipeo esto y pienso ilusamente que estoy conmigo misma viene mi gato a upa, que me extraña, me ronronea y me necesita también. Así que estoy con mi mascota, con el termo, el teclado (por suerte y esta vez sin yerba que se mete entre las letras) y esta pregunta: "¿mi bebé ya se despertó?", acompañada de un deseo contradictorio: 1) que no se despierte, así sigo conmigo misma y 2) que se despierte, así me quedo tranquila de saber que está bien.