viernes, 8 de enero de 2021

ASPO? DISPO?

 Son siglas que no exitían antes del 2020. Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio. Dicho en otras palabras: la misma mierda pero con distinto olor. Para algunos, si usás barbijo sos inteligente y te cuidás. Para otros, un pelotudo que lo usa al pedo como cuando estás arriba de la bicicleta o debajo del casco de la moto.  

En fin, cuando ya no sentía que era una delincuente por estar en la calle, fui a la plaza con mi hijo. Había leído y escuchado historias sobre niños post aislamiento: lloran por los ruidos fuertes, se cagan encima, se golpean la cabeza, se vuelcan al canibalismo, apedrean palomas, y otras cosas que no vale la pena mencionar porque son muy fuertes. Al parecer somos seres sociales pase lo que pase, y nos pinta charlar con quien sea. Así que allá fue mi hijo, de tres años a conversar con el padre de un amiguito que se hizo en la plaza: "Hola. ¿Cómo te llamás? ¿Por qué no tenés dientes?"

La vergüenza de escuchar esa charla hizo que profundizara mi habilidad característica: hacerme la pelotuda. Fingir que no entiendo, que no soy parte, que no sé que pasó, que no estuve ahí. Permití al señor responderle con cortesía mientras yo seguía sentada en un banco de la plaza, viendo pasar una avioneta o camiones por la avenida Márquez, ya no recuerdo: "Y... porque se me cayeron!!" se sinceró el buen hombre.

También volviendo de la plaza me tocó a mí conversar un poco. Tuve que explicarle a la buena vecina que no, que no estoy embarazada, y que sí, que quedé así, porque me pintó el quedarme en casa y eso implicó comer, y mucho. 

No sé qué tan malo era quedarme en casa al fin y al cabo.