miércoles, 30 de septiembre de 2020

Mis cumpleaños

 Toda la vida amé festejar mis cumpleaños. Varias veces. Un día antes para a las 00:00 ya estar de joda. Seguir de joda el mismísimo primero de octubre. Volver a celebrar el fin de semana con aquellos que no pude ver. Por lo general separo familia por un lado, amigos por el otro así nadie se horririza de ver a mi abuela bendiciendo le mesa o de verme totalmente alcoholizada, drogada, desnuda o todo eso a la vez. Hay cosas para ciertos ambientes y cosas para otros. Esta vez me agarró la pandemia. Y todo cambió. Todo se puso más intenso pero igual soplaré velita via videollamada y todas esas mierdas tecnológicas que hacemos para sentir que la vida no se vovió una chotada total, pero sí. Sí que lo es. 

El total de invitados entre las dos o tres veces que festejo mis cumpleaños yo creo que llega a los 100. Algún día voy a hacer un único festejo e invitarlos a todos juntos. Prometo para ese entonces dar un show de cómico stand up, o monólogo, o como quieran llamarlo. Dejo asentado por acá que lo haré cuando cumpla 40, en algún salón o algo así para que estemos todos cómodos escuchando las pelotudeces que puedo llegar a decir por 15 o 20 minutos seguidos. Espero que me aplaudan y me dejen hacer el ridículo en paz. No me tiren tomates ni me escupan. Rian y aplaudan y dejen su dinero en una alcancía. Seguro va a salir un huevo reservar una noche en un salón después de esta pandemia del orto.

sábado, 26 de septiembre de 2020

Bombilla

 ¿Qué onda con las bombillas? ¿Se tiran como los cepillos de dientes de vez en cuando? ¿Cuándo es el "vez" y cuando es el "cuando"? ¿Se tapan porque absorben las malas vibras de quien las usa? ¿Entonces nos castigan diciendo "¿ah, andás con mala vibra? ¡¡Así no, eh!! ¡Mira cómo me tapo y no tomás más mates en paz! ¡Aaaaah! ¡¡Ahí me tapé!! Ahora dejá de enojarte con los de la compañía telefónica que no te trajeron el chip y enojate conmigo, dale." Y así piensa la bombilla y, entonces, se tapa. Tengo varias anécdotas de bombillas. Una vez me junté con una amiga a tirar un mantelito y vender sus artesanías. Creo que no vendimos una mierda, pero fue hermoso juntarnos a tomar mate al sol. Pasó un tipo a charlar un rato y se sentó con nosotras. Tomó mate hasta que se terminó el agua y se fue. Un forro interesado. Ni siquiera nos compró una pulserita, nada... En fin... Cuando volvemos a casa le comento a mi madre lo sucedido. Muy asustada me preguntó cómo era el señor, como se llamaba, donde vivía y su DNI. Como yo no sabía nada de eso mi madre llegó a la conclusión de que se trataba de un malhechor. Un malviviente sucio, lleno de virus y bacterias que habitaban en su boca y, por ende, en la bombilla. Me obligó a tirarla a la basura y le hice caso con mucho miedo. Miedo a haber contraído una enfermedad, miedo a que el posiblemente delincuente me haya seguido y ahora sabe a dónde vivo... 

Y miren si en realidad fui yo la que desparramó este coronavirus ... Bueno, si es así, pido mil disculpas. Fue sin querer. Sólo quería tomar mate.