martes, 19 de noviembre de 2013

Polillas

Ya conté antes que odio las polillas. A mi mamá le encanta contar esta anécdota y sentir que me humilla, pero creo que a esta altura de la vida hay pocas cosas que me humillen. O varias mejor dicho, pero vía blog me hago la canchera y finjo que soy re cool y todo me chupa un huevo. Como esta anécdota, que me chupa un huevo pero en realidad no tanto y paso a contar.
Yo no recuerdo cómo sucedió todo, era muy chica, pero ya tenía un inconsciente sabio que reprimió tamaño trauma y, hoy por hoy, no sé cómo fue que pasó. Es como cuando los bebés cortan dientes. Debe ser algo dolorosísimo, pero no nos acordamos cómo era porque nuestro inconsciente es inteligente, y lleva ese dolor horrible a una caja enorme llena de cosas conocidas como "cosas reprimidas". O algo así, ponele, no soy psicóloga, pero sé que les encantó leer mi explicación.
El tema es que estaba en la terraza y fui corriendo a llorarle a mamá "buaaaaaa hay una poliiiiiiillaaaaaa" Y mi vieja me dijo que no pasaba nada... que era un bichito... pero yo con todas mis fuerzas le dije "noooooo... me va a comer la ropaaa y voy a quedar desnuuuudaaaaaa"
La última vez que mami contó esta anécdota me limité a sonreir pensando con orgullo... sí... odio a las polillas... manga de putos (?)

viernes, 15 de noviembre de 2013

Mire atrás al bajar

Cuando era chica (26 años, más o menos) -> Fue chiste, creo que tenía ocho, o algo así... no entendía el cartel de los colectivos "mire atrás al bajar." O sea. ¿Para qué había que mirar atrás? Si estoy bajando las escaleras tengo que mirar para adelante... ¿Miro atrás para ver si me olvidé un bolso en el asiento, o el paraguas? ¿Miro atrás para chequear que un pajero no me esté mirando el culo? ¿Y si me tropiezo al mirar atrás? Años después entendí que es mirar hacia la derecha, o sea, hacia atrás del bondi... verificar que un pelotudo en bicicleta no nos atropelle... o que un forro en moto no nos levante como sorete en pala... o sencillamente pispear que un nabo trotando no nos lleve puestos. Hoy vi el cartel ese en el 237 cartel amarillo y me acordé de mi confusión de la infancia... y me dije: "¡¡¡Qué ganas de rebuscarme la vida que tuve siempre!!!"

martes, 12 de noviembre de 2013

Los idiomas

Saber idiomas me gusta. En muchas ocasiones sirve bastante. Hay un chiste que dice así... se los voy a resumir... hay dos paisanos en el campo tomando mate y aparece un extranjero y dice
"excuse me, do you know where the cows are?" (mandé cualquiera acá, no preguntaba por las vacas, pero no importa... ponele que quería saber eso...) y los paisanos lo miraban y hacían gestos de no entender.... "oprostite... dze su krave?" y los paisanos, nada... no entendían qué quería... "vocé sabé dondé hay (?) vaqués?" (ajajja qué buen francés tengo...) y los paisanos seguían sin entender... indignado, el extranjero se fue.... la paisana lo mira al tipo y le dice "che, viejo, tendríamos que aprender algún idioma..." y el marido le contesta "Y para qué? Este pelotudo sabía tres idiomas y no le sirvió para un carajo!!"
Toda esta introducción para contarles que a mí sí me sirve saber tres idiomas... una vez hice una sopa de letras en las que los alumnos debían buscar verbos en inglés... y, entre esas palabras, puse "drek" (mierda, en croata). Me reía por dentro cuando me preguntaban "miss, DREK es un verbo?"