miércoles, 16 de enero de 2013

Zumba

Hace mucho que no escribo, y haber tomado una clase de zumba en el gimnasio lo amerita. Es una clase de baile, desde reggeatón a música brasilera. La idea es mover tu cuerpo haciendo la coreografía de la profesora. Es la idea. La realidad, al menos en lo que intentaba mi torpe cuerpo fue bastante diferente. Yo intentaba seguir la coreografía, lo juro. Pero mi culo gigante al parecer cobra vida, y hace lo que quiere. Yo le pido que se mueva sensualmente como la profe, pero lo que hace es menear vomitivamente. Mirá que lo intento, eh. Pienso "claro, ahora hay que ir para la derecha" y hacia allá voy, pero los movimientos de gacela de la profesora opacaban mis giros y contragiros de bloque de cemento. Ella se movía con gracia. Yo, causaba gracia. Sin querer, claro. Se sabe que me gusta hacer reir a la gente, pero en esta ocasión no lo hice a propósito. Sentí risas de unos hombres, seguro reían de cosas de fútbol o cualquier otra cosa, pero mi mente fantaseaba "Hijos de puta, mirá cómo se burlan del delay de mis caderas, vayan a reirse a la re puta madre que los parió, y de paso no tomen más anabóilicos que van a quedar impotentes. Si no lo son de antes ya. Ja. Mirá cómo me río yo de ustedes ahora, impotentes." 
Iba a ir con una amiga. Por suerte no vino, si no, iba a tener material para burlarse de mí hasta el 2015.

La conclusión de la clase fue que me iba cagando de risa de mí misma, viéndome en el espejo que tiene el tamaño de una pared entera. Como para que quede claro que la de verde cuyos rollos temblequean, soy yo.

Lo mejor de todo fue la elongación y el momento de relax. También era bailado! No lo podía creer. Ni en los últimos cinco minutos de clase me dejaron no hacer el ridículo. Igual la semana que viene seguro vuelvo a ir.

1 comentario:

  1. ¡¡¡JAJAJAJA!!!
    Nunca había oído de esta extraña danza. ¿El nombre proviene de la antigua y pequeña Zunga?
    Dale, volvé a ir y nos contás ;)

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