El último día del año creo que debe ser especial. Hay que comer cosas distintas, brindar cuando comienza el nuevo año, salir a mirar cohetes, (o COJETES, como decía mi abuelo) sonreirle a las estrellas y pensar en las cosas buenas que vamos a hacer en el año que recién comienza. No es un día como cualquier otro. Pero hay gente que piensa que sí, y le da igual comer pizza o un lechón con ensalada rusa. Y con esa gente pasé el 31... estábamos en Entre Ríos, zafando de que las palometas nos coman los dedos de los pies, y fuimos a cenar a algún lado... claro, no habíamos hecha reserva ni nada, porque "seguramente" encontraríamos un lugar abierto. La pizzería "birra y pizza 50 pé" estaba abierta, así que nos sentamos. El único empleado (que debía ser el dueño) cobraba, servía, ponía queso en las pizzas, las metía al horno, se rascaba el culo, cortaba el queso, limpiaba mesas, tenía cara de culo, se secaba el chivo con la servilleta con la que limpiaba las mesas y estaba arrepentido de haber abierto su local. Nos dijo que se había quedado sin gas, y que no nos podía atender.
Nos fuimos de ahí. Yo estaba indignada. Se me ocurrió pedirle un cacho de pan dulce a alguna familia entrerriana, por lo menos como para comer algo navideño.
El local de "Mac Doval´s" parecía ser la solución. Pero la gente que estaba ahí sentada evidentemente era la familia del dueño del local. No eran clientes. Nos fuimos al escuchar "¡¡tá cerrado, pibe!!"
En otra calle había mesitas afuera. Deduje "restaurant". Pero no. Era otra familia que sacó las mesas y las sillas a la vereda, algo que no se ve en las grandes ciudades.
Se me ocurrió que el casino debía de estar abierto, lleno de gente que no tiene con quién estar el 31, perdiendo plata y escabiando para olvidar que no fomentan los vínculos sociales. Hacia allá íbamos, mi mente ya olvidando el encantamiento del 31, con copas de cristal y servicio a la mesa. Hasta que... apareció una pizarra que ofrecía "venga a cenar con nosotros el 31... sándwiches de miga, salpicón de ave, lechón, arrollado salado, bebida y postre"
Fui feliz. Comí a lo loco, tomé vino, helado, champán y todo salió como lo esperaba. Hasta me tocaron el COJETE y todo.
viernes, 24 de enero de 2014
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